Este libro, edición revisitada de «Querida María. Cuando el psicoanálisis no es un sueño» de la psicoanalista Carmen González Táboas, se trenzó a partir de una pregunta de su hija María: ¿cómo su madre pasó de la religión a la práctica lacaniana? Tal como sostiene Gustavo Dessal en la contratapa, la escritura de Táboas es a la vez lírica y filosa, un “género nuevo” que no responde a ningún afrancesamiento ni europeísmo: estamos ante un libro de psicoanálisis situado en Argentina, decididamente coloquial, que se sirve de las libertades formales que ofrece el ensayo sin perder la rigurosidad en los conceptos. Un testimonio analítico que impacta, interpela y conmueve desde una prosa colmada de belleza y singularidad: «Gracias a la lengua que nos habita, los seres hablantes estamos unos en otros, a veces inseparables, incluso si no nos vimos más, incluso si fueron borrados del recuerdo. Sin embargo están, como en los raros dibujos de Escher, en una extraña geometría sin medidas ni distancias, de objetos irrepresentables, imposibles para la común percepción. Es la Otra dimensión, únicamente accesible a los sueños, a la poesía, a la angustia, a los síntomas, al dispositivo analítico»
Esta edición revisitada de Querida María. Cuando el psicoanálisis no es un sueño se formó, en palabras de su autora Carmen González Táboas, “al modo de un tapiz artesanal cuyas formas o escenas se traman pasando la aguja una y otra vez sobre una urdimbre de hilos tensos de lado a lado. Me había sucedido descubrir que lo ya vivido podía ofrecer las guías firmes por donde pasar los hilos; también ciertos hitos de mi larga experiencia de sujeto analizante. María, mi hija, me facilitó las cosas; ¿cómo su madre pasó de la religión, en su forma más rigurosa, a la práctica lacaniana?”. Estamos ante un libro de psicoanálisis, situado en Argentina, decididamente coloquial, que se sirve de las libertades formales que ofrece el ensayo y a la vez riguroso en los conceptos.